[RESEÑA] Kendrick Lamar hizo temblar Santiago con un show eléctrico y sin filtros
El regreso de Kendrick Lamar a los escenarios latinoamericanos tuvo una parada inolvidable en Santiago. El Estadio Monumental fue testigo de una noche donde la potencia lírica, la teatralidad escénica y la impecable puesta en escena del artista californiano marcaron uno de los conciertos más impactantes del año en Chile.
Entre luces sincronizadas, visuales de alto nivel y una banda que sonó con precisión quirúrgica, Lamar ofreció un recorrido por sus discos más emblemáticos, mezclando hits como HUMBLE., DNA., Alright y King Kunta con temas de su aclamado álbum Mr. Morale & The Big Steppers.
El público chileno respondió con una energía desbordante, coreando cada verso y acompañando cada pausa del rapero, que mostró un dominio absoluto del escenario.
CA7RIEL y Paco Amoroso encendieron la previa
Antes del plato fuerte de la noche, CA7RIEL y Paco Amoroso fueron los encargados de abrir el show con una dosis de energía y estilo inconfundible. El dúo argentino combinó su característico sonido urbano, cargado de funk, trap y experimentación, con una puesta en escena explosiva que preparó al público para lo que vendría.
Su química en vivo, acompañada de una base instrumental poderosa y una actitud irreverente, conquistó al público chileno desde el primer minuto. Una bomba de intensidad que marcó el tono perfecto para la llegada de Lamar, señalaron los fans en redes.
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Reseñas que confirman su reinado
Medios especializados coincidieron en destacar el carácter monumental del show principal. Una lección de rap contemporáneo en su máxima expresión, escribieron desde Rolling Stone Chile, mientras que otros lo definieron como una experiencia espiritual con ritmo, mensaje y fuego.
Los asistentes también se sumaron a los elogios en redes sociales, calificando la noche como histórica y una cátedra de arte urbano.
Kendrick Lamar y un espectáculo para recordar
Más allá del virtuosismo técnico, lo que más impresionó fue la conexión emocional que Kendrick estableció con el público. Cada palabra, gesto y silencio tuvo un propósito, logrando que el estadio completo vibrara en una misma frecuencia.
El rap de alto voltaje de Lamar no solo remeció el Monumental: reafirmó por qué es uno de los artistas más influyentes de su generación.
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